miércoles, 17 de octubre de 2012

Baumgartner, Hombrados y la superación del hombre

Felix Baumgartner, con el mundo a sus pies
En el punto mismo del tiempo en que un hombre superaba los límites de la humanidad, otro hombre se rompía y comenzaba a luchar contra sus límites físicos. La gloria para el idolatrado Felix Baumgartner. El hospital para el admirado José Javier Hombrados. Sin similitudes a priori en sus mundos, sin relación directa entre ambos, uno y otro confluyeron en un mismo ejemplo de superación.

Publicidad, aventura, tecnología, valor y quizá un punto de deporte como nexo, se aliaron con Felix Baumgartner a fin de lograr la imagen del año. Su salto al vacío desde la estratosfera significó el vencimiento de varios records humanos. Cifras aparte, un ejemplo, metafórico o no, de cuán alto puede llegar el hombre. Un ejemplo absoluto de valentía: Baumgartner puso su vida en manos de la técnica y la alejó durante unas horas de la lógica que aporta el sentido común. 

Su imagen en caída libre a 1173 kilómetros por hora desde más allá de 39.000 metros de altura es historia; se vista de hazaña o de campaña publicitaria. O vestida de ambos conceptos. Nada nuevo en el sentido comercial de su acto, algo que quizá pocos sepan, recuerden o imaginen de hazañas pasadas. Lo que hoy fue Red Bull fue ayer la Guerra Fría, por ejemplo. Vender más o asombrar a las naciones; similares formas de pretendido dominio social. Entre medias un protagonista: el hombre para asombrar al mundo.
Uno de los gestos habituales del carismático José Javier Hombrados/Eurosport.com
Entre emociones, indiferencias y críticas, Baumgartner libró la mala fortuna que sí dio de lleno, aunque a otro nivel, a José Javier Hombrados, nombre propio del balonmano nacional. Rotura del ligamento cruzado anterior de su pierna izquierda y un adiós traumático a la temporada: a la Liga, a la Copa de Europa... al Mundial de España, posible escenario ideal para una despedida con honores de la selección nacional. Operado ya con éxito, al madrileño le esperan seis meses de inactividad. Para un deportista joven, esto no supondría sino un incómodo obstáculo en su camino. Para cualquier mortal de 40 años, su forzosa retirada. Posiblemente para todos aquellos que no lleven tan a fuego marcado el gen competitivo que posee el veterano guardameta del Atlético de Madrid

Echando la vista atrás, títulos y temporadas se agolpan con igual profusión en la carrera de Hombrados, hoy capitán, líder, alma de su club y de la selección. En un gesto de institución grande, el Atlético ha renovado al portero hasta 2014. El balonmano no puede despedir desde una cama a uno de sus ídolos. Joseja volverá. 

viernes, 12 de octubre de 2012

De monstruos y anacronismos

Antonio Albacete, en una imagen del pasado fin de semana/Auto1magazine.es
El silencio se hizo ruido y el aire, humo de motores. "Pista abierta", se anunció por megafonía. Eran las nueve de la mañana del pasado sábado y el Circuito del Jarama despertó a golpe de acelerador. Así comenzaba el XXVI Gran Premio Camión de España perteneciente al Europeo de Camiones. Por delante, la penúltima prueba del campeonato y un referente español, Antonio Albacete, triple vencedor del certamen, a la caza del líder, el aleman Jochen Hahn.

Para los ajenos a la materia, a los camiones se les llama bestias del asfalto y, en verdad, por números lo son. Una sucesión de cifras monstruosas: 1100 caballos, 12.000 centímetros cúbicos de cilindrada, más de cinco toneladas de peso. Por aceleración y velocidad, más gráciles que muchos deportivos de competición. Sólo la limitación por reglamento establece el tope en 160 kilómetros por hora. No regula, afortunadamente, la tormenta decibélica de voces graves. Mentalidad americana en plena Europa.

Pero el espectáculo del Europeo de Camiones no se queda en números. Cada Gran Premio consta de cuatro carreras cortas: dos en sábado y dos en domingo. Pese a una evidente diferencia de nivel entre los líderes y el resto, la fórmula compensatoria de las segundas mangas (invertir en la salida los ocho primeros clasificados de la carrera anterior) aporta un extra de interés. Citas de acción, de tensa espera, de contacto. De ver y de oír, porque en el circuito lo que no se ve, se oye. Si cabe una pega en su desarrollo, el excesivo vacío entre pruebas. La falta de alicientes con que sujetar la atención del espectador durante los largos periodos de espera. Posiblemente el factor económico sea el responsable único.

La penúltima del calendario sucedió en el Jarama, nombre propio de la historia del motor nacional. El estado de sus instalaciones también habla de historia: sus boxes, su fantasmagórica sala de tribuna, o su parcheado asfalto. Todo él huele a décadas pasadas, cuando la Fórmula 1 y el Mundial de Motociclismo paraban en Madrid. Actualmente queda para turismos, vehículos históricos y camiones. Quizá por inviabilidad económica, por olvido institucional, por simple limitación logística, o por el conjunto de deficiencias, el revirado circuito del Jarama es hoy un emotivo anacronismo del motor.

En lo puramente resultadista no remontó Antonio Albacete en la general, pese al empuje del público -gran ambiente durante el Gran Premio-. Todo queda para la última prueba del campeonato, este fin de semana, en otro circuito mítico del motor: Le Mans. Por delante, 60 puntos en juego y 29 de ventaja para el líder Jochen Hahn. Toca remontada; si es con televisión, mejor para todos. Este espectáculo merece la pena ser visto y vivido.


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