lunes, 31 de diciembre de 2012

2012: Vista atrás

Algunos se quedarán con un drop de Mathieu Peluchon, una victoria de Fernando Alonso, un ataque "full gas" de Alberto Contador... Otros recordarán 2012 como sinónimo de crisis general, de ahogos, hundimientos y desapariciones en lo deportivo. Y por supuesto, todos asociarán para siempre este año a los Juegos de Londres. Se acaba un intenso 2012...

Juegos Olímpicos, o la unidad de medida del deporte global. Para España, una prueba de fuego ante un contexto negativo para la práctica deportiva. La crisis ha tocado, y de qué forma, al mundo de la competición. No es casualidad que en un momento crítico sobresalieran algunas de las que mejor saben manejarse en tales circunstancias: las deportistas femeninas. Sin demasiados recursos, y/o con un número de licencias federativas notablemente inferior a otras naciones -pongamos el caso del waterpolo- muchas de ellas han demostrado poder rendir al máximo nivel internacional. Como planteé en su momento, quizá Londres haya sido de cara al futuro la Barcelona del deporte femenino. Su revitalización. Una buena oportunidad para dar presupuestaria y mediáticamente el trato que han demostrado merecer. Idea que va mucho más allá de la pretendida igualdad heredada del "buenismo" político.

En gran medida fueron ellas, las mujeres, quienes salvaron el pabellón olímpico español. Once de las diecisiete medallas llevaron su sello. Para España un resultado bueno, no sobresaliente. Se acallaron euforias y promesas de "medalla segura", algunas de las cuales se esfumaron en primera ronda. Hubo triunfos inesperados, quizá en base al desconocimiento polideportivo. Varias disciplinas pasaron del anonimato al primer plano social y aún permanecen en parte, gracias a sus buenos resultados (piragüismo, taekwondo...). Es la fuerza de los Juegos.

Temporada, también se dice, de paralímpicos, como si sólo existieran cada cuatro años. Consideraciones al margen, los JJPP han demostrado en Londres su creciente grandeza. En ambiente y en resultados, con una mejora competitiva asombrosa. No pocos atletas y no me refiero a los ya olímpicos Oscar Pistorius o Natalie Du Toit, hubieran participado con digno resultado en los JJOO del mes anterior. Se ha visto un claro avance hacia su profesionalización. Quedarse ligeramente a un lado supone retroceder. Puede ser el caso de España, donde el deporte paralímpico a día de hoy no es medio de vida. Con todo, son infinitamente mejores sus condiciones actuales que las de hace una década. Es obligado revisar el modelo paralímpico, las becas ADOP (creadas en 2005) y el día a día de sus deportistas. Ante los recortes que todo amenazan, volver a aplicar sensatez en la distribución de las ayudas. 42 medallas son muchas, pero son menos de las 58 de Pekín´08 o las 71 de Atenas´04. 

Se está haciendo una buena labor posterior a los Juegos Paralímpicos. Un acertado, aunque todavía insuficiente aprovechamiento de la imagen del deporte adaptado y de sus atletas. Facilita bastante la tarea contar con el doble ejemplo, deportivo y comunicativo, de Teresa Perales, la deportista española más laureada en unos Juegos. 22 medallas, las mismas que Michael Phelps, pero con menos patrocinadores. Puro talento en la piscina y en la vida. Y como ella, otros tantos, imposibles de citar aquí.

Pero 2012 no fue sólo Londres. Se recordarán momentos de gloria, cada cual a su nivel, del deporte español. Pero también las consecuencias de un año trágico en cuestiones económicas. Si el club grande ha notado la crisis, el pequeño se ha visto ahogado por ella. Multitud de entidades profesionales y amateurs han desaparecido y otras tantas se han visto obligadas a reinventarse desde la base. Otrora campeones, ahora clubes de cantera... de nuevo. La dinámica que quizá se perdió en favor de un resultadismo con fecha de caducidad. Rentable a corto plazo, sí, pero inviable en el tiempo. Recortes, subvenciones a deber y un modelo que se deshincha, llevándose por delante a muchos deportistas. Exilio masculino y femenino. En suma, errores que cuando salgamos de esta deberán recordarse para no volver a caer en ellos.

Que 2013 sea más provechoso, porque empieza fuerte...

miércoles, 5 de diciembre de 2012

El honor no es un gran abono

Abel Mutai se equivoca de meta e Iván Fernández frena para no adelantarle / diariodenavarra.es
"El honor es un gran abono para criar la lechuga y el tomate" sentenciaban con emotividad en la magnífica novela/película "El Abuelo" pero equivocaban la metáfora. En abstracto, sin adjetivos ni apellidos que lo desfiguren, el honor es bello. Y los gestos surgidos de él son, en consonancia, bellos. No, no puede ser un gran abono. Como tampoco puede ser exclusividad de las grandes historias de siglos pasados, tan recurrentes al abrigo de esta palabra. El honor cabe, y mucho, en el deporte más modesto, ese que no conoce televisión ni grandes espacios mediáticos. El que, en esencia, se vio definido el domingo pasado en un pueblo navarro. Allí un atleta español regaló una lección al mundo. De honor, por supuesto.

El atleta se llama Iván Fernández y su acto tuvo lugar en el Cross Hiru-Herri de Burlada (Navarra). Una prueba con solera en el calendario español de campo a través. Iván y el medallista olímpico Abel Mutai se jugaban la carrera en el último kilómetro. El keniano, más rápido, más fuerte; en resumen, mejor, aceleró y abrió hueco. A escasos metros de la meta se paró: un despiste o, nadie sabe precisar, una mala indicación sobre el punto exacto de la llegada. Acechante por detrás, Iván se encontró con un líder parado, desubicado y una tentadora victoria a sólo unos pasos.

Fácil, muy fácil hubiese sido ganar para el español. Bastaba con mantener el ritmo que llevaba; el error de Mutai, al fin y al cabo, formaba parte de la carrera. Sin televisión presente, esa victoria hubiera quedado por perfectamente lícita. Otro triunfo de nivel en su palmarés -ya se impuso aquí en 2011-. En cambio la posible tentación sucumbió de inmediato ante el honor. Iván optó por deslegitimar la sentencia de "El Abuelo" y frenó para sorpresa general. Prácticamente empujó a su rival hasta la verdadera meta. El corredor keniano, más extrañado que agradecido, ganó sin apenas saberlo una prueba que mereció aunque pudo perder. En otro ejemplo de sinceridad, reconoció el español que no había dinero en juego -cobraban sólo un fijo por participar-, aunque no fue un elemento condicionante en su determinación.

Años atrás la escena hubiera caducado en el campo de Burlada, testigo mudo de veintiún años de cross. Afortunadamente, la voz y la palabra escrita de los presentes sacó de la nada el gesto de Iván. El vitoriano se extraña de la repercusión de su acto. Desde el domingo muchos han descubierto su figura, como si su historia comenzara en ese punto. Antes bien, su trayectoria es un relato común en el atletismo español: un prometedor corredor de apenas 24 años, con buenos resultados y que por desgracia sólo está presente entre los muy aficionados a este deporte. Quizá ni exista para los grandes medios.

Me pidieron que escribiera sobre lo sucedido, algo que me honra. Lo hago, en cambio, no por la solicitud, sino por un principio de consecuencia. Consecuencia para conmigo y el mensaje de ética en el deporte que pido y defiendo. La crítica a la inacción mediática, la cual comparto, no sirve si no se complementa con un ejercicio de responsabilidad: dar publicidad a aquellas acciones que a juicio personal lo merezcan. Igual que en el siempre recurrente ejemplo de las disciplinas olímpicas, el que quiera ver información que primero informe. Sólo así las críticas ganarán legitimidad, aunque la proactividad es más cansada y más difícil que la crítica. Quizá de ahí el inmovilismo de muchos críticos. Pero no todo es silencio. Este artículo, como los de otros compañeros (no todos deportivos) sirve de homenaje a Iván Fernández. Homenaje que cuenta con doble sentido, por su gesto y por demostrar, en pleno campo navarro, que el honor no es un gran abono.


Translate to your language
| | | | | | | | |

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | Hosted Desktops