jueves, 29 de marzo de 2012

Pasión flamenca


Al son de las primeras marchas de nuestra Semana de Pasión religiosa, otro tipo de pasión, más seglar, enardece el noroeste de Europa. Por primavera, Bélgica y Francia; Francia y Bélgica, focalizan las atenciones ciclistas. El culto al adoquín y al muro de todo un mes se corona en siete días: el Tour de Flandes y la Paris-Roubaix. Dos ejemplos de un deporte cuya anacrónica belleza nos retrotrae a otros tiempos.

El primer domingo de abril es, en Bélgica, un domingo de pasión flamenca. De Ronde -como se conoce familiarmente al Tour de Flandes- es un evento que trasciende lo deportivo. Un día de sana competencia entre flamencos -terreno de la carrera- y valones, las dos grandes regiones nacionales. Pero ante todo, un día para el orgullo nacional. Flandes es, en base, eso mismo: orgullo belga. 

De la carrera sobresale su capacidad de unir a las dos regiones rivales. La extraña modificación del recorrido en 2012 ha llevado de la mano a manifestarse a flamencos y valones. Unidos para defender la integridad de uno de sus grandes activos sociales. La imagen del pelotón roto subiendo el Koppenberg lo merece. La dolorosa ausencia del Kapelmuur este año, también. Imposible plantearlo desde la lógica hispana. Flandes es Bélgica. Y Bélgica es Flandes. ¿Sólo competición? 


Siete días después, la Paris-Roubaix. Uno de los últimos reductos del deporte del S.XIX. Nacida en 1896 la cita francesa evoca historia y leyenda ciclista. Al amparo del polvo -cuando no del barro-, de caminos empedrados hoy más rotos que ayer. Sobre estos elementos se han escrito páginas gloriosas en el mundo de las dos ruedas. Año tras año el Infierno del Norte regala multitud de instantáneas. De todas, me quedo con una que se repite cada edición. La entrada al célebre tramo de pavé del Trouée d´Arenberg (este año aún en duda su inclusión). Pura belleza. 

Un pelotón de 200 corredores afronta enfurecido su entrada. 2´4 kilómetros de fuerza, rabia, habilidad y -por qué no decirlo- un punto de azar. Ciclistas que pisan la hierba para evitar la piedra. Ciclistas que afrontan el empedrado por temor a la hierba. La moto de organización se cae y corta el grupo. En ese momento, el colapso. Nervios y muchos gritos. Los favoritos, por delante, vuelan raso. Quedarán más de 80 kilómetros a meta cuando se culmine el tramo, pero estos 2400 metros han resumido el ciclismo. La carrera se finalizará dos horas después. Habrán pasado muchos otros tramos de piedra y polvo en el camino. Entonces, sólo entonces, se mostrará el deseado velódromo de Roubaix, la meta. La gloria espera al primero; el orgullo, a los demás. Acabar este "infierno" supone, como se dice del Tour de Francia, obtener el carnet de ciclista. 

Difícil transmitir en palabras esta pasión, tan disipada en España. En la "Piel de Toro" domina otro modelo, el de grandes vueltas, que lo fagocita casi todo. Por ello, quienes amamos las carreras del norte, publicitamos su desconocida belleza. Distinta, más puntual, alejada de los grandes puertos de montaña, pero igualmente bella. Sólo la brillante presencia de Juan Antonio Flecha estos años (podio en Flandes y Roubaix) ha devuelto apoyo mediático. Hasta él habían transcurrido décadas de vacío desde el esplendor de Miguel Poblet a finales de los años 50 y primeros 60. Pero aún queda mucho por descubrir. Hoy algunas promesas nacionales sueñan con poder disputar esas citas en el futuro. Otros soñamos, simplemente, con poder vivirlas desde dentro. Tal es su encanto, tal es su pasión.

Fotografía 1: Boonen encabeza la subida al Koppenberg / foromtb.com
Fotografía 2: Embarrado paso al Trouée d´Arenberg

martes, 20 de marzo de 2012

Ilusion(n)es


Escribo desde la leve distancia que da el tiempo. Lo hago sin temor a diluir la intensidad de una tarde de rugby para la historia. La de nuestra victoria sobre Rumanía (13-12) del pasado sábado. Con un drop de Mathieu Peluchon a tres minutos del final, para más señas. Podría detenerme en un triunfo memorable en sí mismo, pero este resultado debe verse en perspectiva: es el refuerzo definitivo al proyecto de ilusion(n)es iniciado por el seleccionador Regis Sonnes.

Porque ese puede ser un buen término para definir el momento de nuestro combinado nacional: ilusión.  Lejos, muy lejos de ese peligro llamado euforia. Ilusión nacida en sabernos hoy capaces de vencer a selecciones que hace un año eran inalcanzables. Que cada choque se puede ganar y se puede perder parece una futilidad, pero meses atrás sólo sabíamos lo segundo. La cita del sábado tuvo premio doble. En nuestro pasado sólo lucía un éxito ante Rumanía, hace ya veinte años.

Ilusión por el futuro, pero desde el presente. Las últimas victorias españolas han ratificado moralmente la modernización iniciada por Regis Sonnes. El francés no dudó en apostar por jugadores venidos de Francia con antecedentes españoles. Les propuso formar parte de su plan y muchos no dudaron en volcarse por el país natal de sus padres o sus abuelos. Meritoria implicación a sabiendas de la mala etapa que atravesaba el rugby español hace apenas dos años. Hubo duras críticas al entrenador por el "afrancesamiento" de España; algunas persisten. Pero la realidad es que estos deportistas con acento galo sienten como suyos nuestro himno, nuestra bandera y nuestra afición, a la que aplaudieron y abrazaron el sábado.

Las esperanzas de mantener esta estabilidad penden de un hilo. Hilo de despachos, que es el menos dúctil de todos ellos. Este año hay elecciones en la Federación Española de Rugby. No renovar a Regis Sonnes y su segundo Eric Lamarque además de una injusticia sería un craso error. Mientras algunos mediáticos del rugby patrio hacen campaña en contra, nuestros directores deportivos han devuelto la alegría a la afición. Realmente algo ha cambiado. 


Hoy disponemos de un proyecto de selección y de un esquema de juego. Con él hemos vencido a dos países superiores. Velocidad, apoyo colectivo y mucha intensidad en defensa y ataque. Caracteres españoles aunque vengan en TGV desde París. La apuesta de Sonnes pasa por un rugby profesional con muchos integrantes en las ligas francesas (numerosos nacidos en España). Su estrategia ha dado réditos en apenas dos años. Ese debe ser el camino a seguir en nuestro país y en nuestra liga: la profesionalización. Para tener potencial económico es necesario ganar, atraer públicos y patrocinadores. Estas victorias nos llevan por el buen camino. Veremos si la Federación sabe mantenerlo.

Contamos un grupo más o menos estable -por fin- en torno a unos 30 jugadores. Un bloque que conjuga hábilmente experiencia  y juventud, amen de tres jugadores del Top 14 (primera división francesa): Roffes, Labbe y García. Con las bases ya asentadas, el deseo es que nuestro habitual caos federativo no las destroce. Sería un paso atrás imperdonable. Regis Sonnes y su equipo merecen continuar.

Estos últimos resultados han hecho que todos miremos, de una manera u otra, al Mundial de 2015 en Inglaterra. Los más ven en ello una quimera; otros -me sumo- una opción real. En verdad solamente que hoy exista este debate ya explica un avance. Hace 24 meses rozamos el descenso a la tercera categoría internacional en Europa. Quién supondría acaso plantear esta cuestión en 2012. Pero debe advertirse que enlazar victorias ante Rumanía y Georgia, siendo histórico, no nos lleva al Mundial. La clasificación se jugará entre 2013 y 2014 y ahí puede pasar de todo, a sabiendas de cómo y quiénes son nuestros  rivales. 

Así las cosas, mientras se afronta el futuro y el último partido del 6 Naciones B contra Rusia (el 19 de mayo), me quedo con las caras de 23 jugadores y 10.000 aficionados del sábado. Ellos, todos, son nuestro equipo.

PD: Recuerdo especial para uno que se quedó sin abrazo y sin partido: Gauthier Gibouin, lesionado de gravedad cuando jugaba con España hace diez días. Su equipo -el Périgueux francés- le pidió que se quedase para un partido importante de su liga, pero una baja de última hora en nuestra selección le llevó a venir con con el XV del León. Además de perder contra Portugal (digna derrota, por cierto), Gauthier se lesionó, poniendo en peligro a su equipo y su propio contrato -él está cedido-. Es su segunda lesión grave bajo la bandera nacional. Y volverá a jugar. Un ejemplo de compromiso.

Fotografías: 1 Ambiente en el Campo Central / 2 Mathieu Peluchón (ferugby.com)

miércoles, 7 de marzo de 2012

ACB: Salto entre ¿dos?


El futuro televisivo del baloncesto está en el aire. Muchas puertas abiertas pero aún pocas certezas sobre la Liga ACB a partir de 2013. Hace unas fechas Teledeporte comunicó su renuncia a renovar el contrato de emisión de la competición nacional. Una punta del amenazante iceberg de abandonos que afronta el 24 horas deportivo. Ahora las cadenas interesadas y la propia liga disponen de tiempo limitado para dar viabilidad a un nuevo acuerdo televisivo. Ya han mostrado sus cartas las principales entidades. El proceso puede acabar en un "salto entre dos" por hacerse con el balón de la ACB. 
El grupo Mediaset (Telecinco, Energy, Cuatro...) a un lado; la unión Antena 3-La Sexta (incluida Marca TV) al otro. La opción de un canal no en abierto parece, en principio, desestimada. Sea por el bien del deporte.

Por lógica temática, el primer pensamiento se dirige a Marca, que nació de la mano del Mundial de Turquia 2010. A su pasado baloncestístico cabe sumar otro factor: su acertada estrategia de reflotar deportes. Lo ha hecho con el fútbol sala y especialmente con el boxeo, como bien explicó Emilio Marquiegui en esta página. El carácter deportivo de La Sexta, ahora sin Fórmula 1, puede ser el complemento a Marca. Un reparto de contenidos -confiemos en no sólo partidos- al que puede sumarse Antena 3. Por contra el grupo de Telecinco ofrece en la actualidad partidos de la NBA en abierto a través de Cuatro y más recientemente, Energy. Intereses comunes en el mundo del balón naranja y negro.

Pero antes de plantear el futuro, retomemos el presente. RTVE se ha visto obligado a desprenderse del baloncesto por su ya comentada situación económica. Ante la amenaza real de cerrar Teledeporte, no ha tenido otra opción que rebajar costes. Reducir antes que morir, en la opinión de quien esto firma. Pero en paralelo a la coyuntura financiera, una crisis de audiencia. La repercusión del baloncesto en TVE ofrece datos para el análisis. Más allá de los Real Madrid-Barcelona y honrosas excepciones, la ACB se mueve en un share medio del 2%. Cifras que sitúan el seguimiento en unos 300.000 espectadores en muchos partidos. Siendo Teledeporte un canal en abierto, la cantidad se observa paupérrima. Cuanto más, si la enfrentamos al 31% de cuota de pantalla, (4.700.000 espectadores) en la pasada final del Eurobasket: España-Francia en La Sexta. 

Esta triste realidad de las audiencias plantea varias explicaciones. La primera, un problema de afición. El baloncesto sufre un principio de bipolarización económica y social en torno a dos grandes bloques: Real Madrid y Barcelona. Tras este duelo, quedan silenciados en lo popular y lo mediático la actualidad de otros equipos. Una tónica preocupante para el modelo de igualdad competitiva que ha imperado tradicionalmente en la ACB.

La segunda razón, falta de promoción interna, es responsabilidad de Televisión Española. Muy reducido el apoyo que da al baloncesto en publicidad e información. Esta falta de cuidado a un producto propio y caro, es otra muestra de su descabezado plan de emisiones. Por un lado se sirve de este deporte como eje de Teledeporte (incluyendo emisiones de partidos entre equipos modestos; un claro servicio público). Por otro olvida al deporte de la canasta en sus informativos y sus autopromociones. Esta actitud ambigua complica la llegada de nuevo público. Sólo los más aficionados, conocedores de los horarios, 
aciertan a ver baloncesto. El propio director general de la ACB, Albert Agustí, en declaraciones al diario AS, reconoce una realidad: "Seguro que con una televisión que le diera un mejor tratamiento, nuestra audiencia se duplicaría o triplicaría".

Sin caer en incoherencias, me atrevo a opinar que TVE ha ayudado al descuidado estado actual de la liga española. Aunque merezca reconocimiento su loable plan de emitir partidos a equipos no mayoritarios. Estos pueden ser los grandes perjudicados del adiós de Teledeporte. Porque de la mano de las privadas, a partir de 2013 las retransmisiones se acotarán en torno a 4-5 equipos. La nueva televisión, sin tener que ofrecer apoyo a los minoritarios, buscará la audiencia ante todo. Y como vemos, la audiencia está en manos de unos pocos equipos. Ellos serán, previsiblemente, los encargados de defender el baloncesto televisivo a partir del próximo año.

Se abre ahora un periodo de inquietud por la firma de un nuevo contrato. Urge que clubes, ACB y televisiones renegocien las condiciones, adaptándolas a la situación actual. Incluyendo horarios más acordes a la demanda de contenidos. Debe imperar por una vez la voluntad del común beneficio. Si no, puede cortarse de raíz la difusión del baloncesto en casi toda España. Y aunque coleccionemos medallas y jugadores "ÑBA" no debiéramos descuidar el presente de nuestro deporte. Más allá, la Euroliga también saldrá al mercado al término de este curso. ¿Habrá doble puja por los derechos de emisión? Tiempos de inestabilidad que obligan a cuidar mucho cualquier detalle. Veremos en qué queda todo.


Fotografía: Objetivomalaga.diariosur.es

jueves, 1 de marzo de 2012

No al cierre de Teledeporte


Como periodista, un ejercicio de autocrítica. Abusamos de términos como alarma o peligro. Quizá por el relieve del que dotan a un titular. Quizá por esa tendencia tan española de hacer de un grano informativo, una montaña noticiosa. Proceda o no, mientras venda... La reiteración de estos y otros conceptos conlleva la pérdida -parcial- de su verdadero sentido. En la confusión de su uso gratuito, "alarma" sólo a veces cumple lo que anuncia. Uno de estos casos es el que vive el canal Teledeporte. Y de su mano, el deporte minoritario. Radio Televisión Española (RTVE) se plantea cerrar su cadena deportiva de 24 horas. La crisis, las deficitarias cuentas del ente público y los recortes de 204 millones de euros a su presupuesto amenazan al principal medio de difusión del deporte en España. Una alarma que se cierne directamente sobre aquellas disciplinas sin respaldo mediático. Que son casi todas, dicho sea de paso.

Teledeporte -o su dirección, para ser más exactos- ha recibido numerosas críticas por las decisiones tomadas a la hora de elegir contenidos. Un exceso de tenis para muchos; un déficit de variedad para otros. Críticas, en muchos casos, justificadas. Como justificados deben ser los reconocimientos al canal, injustamente silenciados en ocasiones. Porque Teledeporte, con sus fallos, es el principal y casi único bastión de muchos deportes en la parrilla televisiva. Sirva fijar la atención sobre su oferta de contenidos. En el abanico de 48 horas entre ayer y hoy se han alternado atletismo, ciclismo, rugby, balonmano, baloncesto y olimpismo-paraolimpiadas. Una variedad que no encuentra parangón en ningún otro canal en abierto. Menos aún en informativos, al arbitrio del deporte que da título y sentido a esta página.

Sabida es la deuda económica de RTVE. Innegable que uno de los culpables es la subasta pública en que se han convertido los derechos de emisión de ciertas competiciones. Pero cabe preguntarse si renunciar a un servicio público como es -o como entiendo- Teledeporte es la solución. Quizá antes haya que bucear en las abisales cuentas del ente. Series de costosa producción, sueldos inflados entre los directivos y contratos de presentadores o colaboradores impropios de la actual situación. O incluso replantearse la viabilidad de Teledeporte en un modelo menos ambicioso y más centrado en la difusión de deportes minoritarios. Se perdería audiencia, se perdería incluso prestigio, pero todo antes de la muerte. La defensa del servicio público, aunque sea minimizado, debe imperar.

Las televisiones generalistas se sirven, en lo deportivo, de fútbol e ídolos. Y decir ídolos no es decir deportes. El motor televisivo es Fernando Alonso y los campeones españoles de motociclismo. El baloncesto se limita a los "ÑBA" y alguna gran jugada de la liga ACB, sin cabida a sus resultados. Tenis o ciclismo son otros dos ejemplos a los que todos podemos asociar nombres. Pero detrás del respaldo a los deportistas referentes está la nada. Injusto, pero real. España colecciona medallas en esa nada mediática que surge del balonmano, judo, hockey, waterpolo, vela, entre decenas de otros honrosos representantes. Sin retransmisiones en abierto más allá de Teledeporte, sus únicas menciones, cruelmente breves, se dan en caso de triunfo. O de morbo, aunque esas no suelen ser tan breves, por desgracia.

El vacío mediático no sólo se nota en el presente, por el visible desconocimiento popular. Si no lo remediamos, se notará en el futuro. Los niños de hoy necesitan una plataforma de acceso a nuevos deportes. Actualmente la oferta de actividades deportivas escolares está reducida a unas pocas disciplinas. Si a estas limitaciones de logística de los centros (carencias materiales, espaciales y económicas) sumamos la falta del apoyo televisivo en abierto -hoy labor casi exclusiva de Teledeporte- se abre un futuro muy oscuro para el mundo polideportivo. 

En un año regido en lo deportivo por los Juegos Olímpicos, aún persiste un pequeño espacio para la "cara b" del deporte español. Las más que notables aspiraciones a medallas en varias disciplinas abre el abanico mediático a estos frentes. Pero los Juegos acabarán el 12 de agosto. El consiguiente lunes 13 dará comienzo a una resaca polideportiva que, sin el respaldo de Teledeporte, se aventura(ría) peligrosa. Por responsabilidad social y por el buen futuro del deporte español, #NoalcierredeTDP.


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