sábado, 10 de diciembre de 2011

El nuevo sentimiento colchonero del balonmano


La misteriosa plaza de toros de Vistalegre en la que hay de todo menos toros, se ha teñido de rojiblanco para revivir este sábado un duelo legendario en el balonmano español: Atlético-Barcelona. El primero, reventado por un presidente futbolero allá por 1994, regresa para continuar el tristemente inviable proyecto del Ciudad Real; el segundo posiblemente el mejor equipo balonmanístico de la historia. Le han llamado 'el mejor partido posible en Europa' y se ha celebrado en el madrileño barrio de Carabanchel. Todo un lujo.

Es evidente que el Atlético de Madrid ha traído nuevos aires al balonmano. Aupado a la par por el público de aluvión de la marca rojiblanca y por quienes han recuperado una pasión dormida desde hacía casi 20 años, Vistalegre ha gozado de las mejores entradas de toda la Liga Asobal. Y no me refiero únicamente a los datos del partido de hoy o el del estreno en la pasada Supercopa, prácticamente irrepetibles. El nuevo viejo equipo ha hecho subir los índices de seguimiento de este deporte. Seguimiento que no sólo se traduce en entradas o en audiencia, sino que alcanza a los medios y empapa las redes sociales que hoy han demostrado el poder del balonmano.

Para los aficionados no fue plato de gusto la muerte por asfixia del Ciudad Real. Pero las cuentas infladas, en plena crisis, ni cuadran ni perdonan. Los ampulosos derroches monetarios de ayer -basados en unas inversiones que han volado en cuanto las abrazó la duda económica- eran la antesala de la muerte. Un proyecto tan grandioso y con tantos premios a corto plazo como incapaz de sobrevivir a la actual coyuntura. Por desgracia, un proyecto con fecha de caducidad para el verano del presente año. Aprovecho estas líneas para desear la mayor de las suertes al movimiento impulsado por las peñas ciudadrealenses, que desde la desaparición del grandilocuente Ciudad Real han luchado por recuperar su equipo de siempre.

Pero volviendo a la actualidad, la llegada del Atlético ha conseguido atraer al balonmano a una nueva afición. Quizá futbolizada, pero ilusionada. Un nuevo público que puede hacer crecer a este gran deporte. El ejemplo de hoy, con la hinchada colchonera cantando aun después de la derrota, invita a ser optimista. Es momento de aprovechar esos frutos. Puede ser clave para una nueva cantera, en las pistas y en las gradas, importantes ambas. Pero... ¿estaremos en manos de otro futuro presidente atlético caprichoso? El balonmano no lo merecería.

Fotografía: RFEBM.net

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