Si de Melilla se trata en términos deportivos, es casi obligado dedicar un capítulo especial al baloncesto. Para la ciudad norteafricana el deporte de la canasta es uno de sus ejes mediáticos. Nombres como el entrenador Javier Imbroda o el Club Melilla Baloncesto son respetados en la disciplina. El equipo local es el decano de la segunda categoría, hoy llamada Liga Adecco Oro (antigua LEB). Bajo el nombre de Unicaja Melilla surgió en 1991 un proyecto que año tras año aspira a llegar a la ACB. Estabilidad y ambición para la pequeña localidad extrapeninsular. Diez Minutos Sin Fútbol ha querido conocer la realidad del Club Melilla Baloncesto en boca de sus representantes. Enrique Suárez, su gerente, ha explicado a esta página la situación del equipo en un momento crítico para el deporte.
"En el club dependemos de la subvención de la Ciudad Autónoma de Melilla en un 90%. El resto proviene del capital aportado por socios y del limitado porcentaje de patrocinadores privados. Evidentemente la aportación institucional, reducida por la crisis, nos condiciona. A partir de esta circunstancia tratamos de competir con los recursos disponibles. Hace unos años nos supuso una pérdida de sitio frente a equipos más potentes como Tenerife o Zaragoza. Ahora, que otros también han sufrido la reducción, nos hemos equiparado en recursos".
La de Melilla, explica Enrique, es una apuesta por el deporte como elemento de inmersión de la localidad en todo el país: "El baloncesto (y otras disciplinas) dan publicidad a nivel nacional. Y por ello se invierte en deporte, que es hacerlo en imagen". Inversión planteada en la búsqueda de la victoria. La sociedad tiene claro su objetivo al respecto: "Aspiramos a entrar en playoff de ascenso a ACB. En los últimos cuatro años hemos estado en tres de ellos. Este año la plantilla está formada "por un bloque veterano, que aporta estabilidad. Nos nutrimos también de la cantera. Damos cabida a muchos jugadores de aquí y alrededores, que luego entrenan con el primer equipo y sirven de refuerzo".
Darius Pakamanis, escolta lituano, ha vuelto al club esta temporada / www.clubmelillabaloncesto.es |
El apoyo de los amateur completa un proyecto competitivo basado en el profesionalismo: "El primer equipo funciona con contratos profesionales tanto para jugadores como para técnicos y auxiliares. Todo el dinero recibido es de obligada justificación y todo queda registrado: contratos, seguridad social... Aparte, en el caso de los jóvenes les podemos ayudar al estudio".
"Nuestro enfoque -matiza Enrique- se ve algo condicionado con que nosotros (club y gobierno) renovamos la subvención institucional anualmente. A diferencia de otros casos, no funcionamos por plazos mayores de un año. Cerramos el presupuesto de la siguiente campaña según las circunstancias del presupuesto local". Así, la confección de la plantilla queda marcada por esta circunstancia: "No podemos tener una gran lista de fijos más allá de un año. Como mucho uno o dos, los que mayor importancia puedan tener. El resto debe ser renovado/contratado cada temporada". Sin embargo también se reconoce una ventaja al sistema, pues "aporta seguridad económica. No se promete dinero para varios años sin saber si se podrá cumplir posteriormente lo acordado".
Por debajo del profesionalismo, el Melilla acoge un extenso entramado de cantera: "El plan de base es a largo plazo. En cinco años hemos creado el equipo B. Es complicado trabajar a ese nivel en una ciudad con apenas 80.000 habitantes. Ayudó, años atrás, el boom del baloncesto de la generación Gasol, Navarro, Calderón..., pero ya menos. Ahora la mayoría de niños quieren ir al fútbol. Nosotros nos movemos, estamos en colegios y tenemos mucha presencia en los medios locales, que ayudan bastante".
El técnico, Gonzalo García de Vitoria, en plena actividad / www.clubmelillabaloncesto.es |
Para el club norteafricano, una competición como la Adecco Oro supone un evidente sobrecoste por desplazamiento frente a los rivales peninsulares. En clave positiva, Enrique Suárez reconoce la viabilidad de una Liga recientemente acortada: "Ayuda mucho la reducción de 18 a 14 equipos. Nuestros gastos de viaje sí son mayores que los de los rivales, pero al haber menos desplazamientos son asequibles. Todo es cuestión de gestionar bien los recursos disponibles. Conocemos nuestro presupuesto y sabemos los costes en desplazamientos (cercanos a los 150.000 euros, según señala). Nos adaptamos. Además ayuda contar con el patrocinio de Air Nostrum (Iberia) para vuelos o el descuento del 45% por desplazamiento desde Melilla". Apoyos, todos ellos, externos a la Federación Española: "La Federación no colabora en este concepto. Dedica sus recursos a la propia Liga y deja a los equipos a modo de "reinos de taifas" para que cada uno se gestione".
A la viabilidad de la Liga también ayuda la presencia de Teledeporte. Dentro del cariz de servicio público que tiene -y debe mantener- el canal da espacio a la segunda división nacional. Aunque no sean los principales beneficiados por limitaciones geográficas, desde la ciudad autónoma se destaca su relevancia mediática: "Para nuestra Liga el efecto de la televisión es muy bueno. Teledeporte publicita la competición y sus equipos, pero nosotros estamos limitados por nuestra ubicación. Responsables de la cadena nos han reconocido que traer hasta aquí una unidad móvil es un gasto excesivo para un único partido. Eso sí, en Copa del Príncipe o playoff sí han estado y desde luego repercute".
"Lo que no falta -reconoce- es la afición. Tenemos un pabellón, el Javier Imbroda, que afora en torno a 3.000 espectadores y de media en temporada contamos con 1.000-1.500 asistentes. En playoff y en la Copa del Príncipe sube. En la última final de Copa (ganada en 2010 frente al ViveMenorca) supimos de gente que no pudo entrar al pabellón. Ayuda nuestra política de precios. Creemos que al ser un equipo subvencionado públicamente no podemos dispararlos. La entrada es gratuita para los menores de 17 años y de 3 euros para los mayores. El abono de temporada, por ejemplo, cuesta 25 euros y la cuota de socio, 100".
Unas bases que asientan fuertemente la institución deportiva. Por ello no preocupa el mal comienzo de campaña, con sólo una victoria en cinco partidos. Desde el club se lanza un mensaje tranquilizador: "Nada de nervios. Aunque mantenemos gran parte del bloque anterior sufrimos varias lesiones en pretemporada. Tuvimos que recurrir a jugadores de la cantera. Esa limitación nos ha hecho ver estos partidos casi como otra pretemporada. Un inicio duro, pero competimos bien y rozamos alguna victoria más. A partir de ahora debemos subir en la clasificación. Confiamos en que estaremos en la lucha por el playoff", cierra Enrique Suárez. El Melilla, un histórico aspirante del baloncesto español.
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